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Amazfit PowerBuds, análisis: los primeros auriculares de la firma ofrecen una autonomía sobresaliente y sensor de ritmo cardíaco

Si os decimos "Amazfit", ¿a qué producto tecnológico la asociáis? Probablemente la mayoría piense inmediatamente en relojes y, más concretamente, en el Amazfit Bip. Es normal, la compañía se ha especializado en estos dispositivos, pero no son los únicos de su catálogo. Recientemente, Amazfit se lanzó de cabeza al sector de los auriculares completamente inalámbricos con los Amazfit PowerBuds, unos auriculares que ya hemos tenido ocasión de probar a fondo para traeros este, su análisis.

A diferencia de otros auriculares inalámbricos, los Amazfit PowerBuds no solo nos permiten escuchar música, hacer y recibir llamadas o invocar al asistente, sino que llegan con nada más y nada menos que sensor de ritmo cardíaco. Efectivamente, en el auricular derecho Amazfit ha implementado un sensor que leerá nuestras pulsaciones cuando hagamos ejercicio, un plus de lo más interesante y que, por supuesto, también abordaremos a lo largo del texto. Sin más dilación, comenzamos.

Comenzamos con el apartado del diseño. Los Amazfit PowerBuds son de botón, es decir, no tienen el clásico mástil al que Apple y otros tantos fabricantes nos tienen acostumbrados. Por ello son también algo más grandes, pero eso no quiere decir que sean incómodos. De hecho, nada más lejos de la realidad. Pesan solo seis gramos (los AirPods Pro pesan 4,56 gramos) y, aunque lo pueda parecer, no se sienten mal cuando los llevamos puestos durante dos o tres horas.

La parte exterior tiene una decoración basada en un patrón de puntos de color rojo en nuestro caso y lo cierto es que le da un look de lo más interesante. Ahora bien, no son disimulados. Al ser grandes y ser de botón, se notará que los llevamos puestos, más aún si le ponemos los clips magnéticos que Amazfit incluye en la caja para los más deportistas. Con todo, a nosotros no nos han parecido necesarios.

Los auriculares se agarran bien y en ningún momento se nos han caído, ni haciendo movimientos bruscos ni haciendo deporte. Para que eso sea así es necesario usar una almohadilla de silicona que se ajuste a nuestra oreja. Amazfit incluye una bolsita con cuatro fundas de diferentes tamaños y recomendamos encarecidamente que antes de nada se dedique unos minutos a probarlas todas. La que viene por defecto es la talla "M" y es la que mejor nos ha venido a nosotros, pero cada persona es un mundo.

No solo es interesante probar todas las fundas por una cuestión de comodidad y ergonomía, sino porque los auriculares no tienen cancelación de ruido activa, sino pasiva. Es decir, aíslan en tanto que tenemos que introducirlos en el canal auditivo, por lo que una funda más pequeña de la cuenta no solo hará que se nos caigan, sino que propiciará que entre más sonido intruso del deseable.

En lo referente a materiales de construcción, quizá no se notan tan premium como los Sony WF-1000XM3 o los AirPods Pro, pero se sienten robustos y de buena calidad. Tanto los auriculares como la caja, de la que hablaremos enseguida, están bien terminados, son resistentes y tienen buen tacto. Cabe destacar que los auriculares tienen certificación IP55, por lo que podemos usarlos si sudamos o mientras llueve sin mayor problema.

En cuanto al estuche, su tamaño acompaña al de los auriculares, en tanto que es grandota. En la zona trasera tenemos el puerto de carga USB tipo C, que es la única forma de cargarlos, y en la parte delantera un LED que nos indica cuándo está cargándose y cuándo se ha iniciado el proceso de emparejamiento. Si los abrimos, encontraremos un botón que nos servirá para forzar el emparejamiento con un nuevo móvil o para resetearlos. También están los auriculares y ojo, importante mirar dentro de la tapa, que es donde se encuentran los ganchos para hacer deporte.

La caja se siente robusta y resistente. No se nos ha caído nunca ni la hemos maltratado, pero la sensación en mano es buena. Eso sí, abulta bastante cuando la llevamos en el bolsillo, dando una experiencia similar a la del estuche de los Sony. Para poner el tamaño en contexto, es poco más ancha que la de los AirPods Pro, pero casi el doble de gruesa.

En lo referente a la experiencia de uso, también nos hemos llevado una agradable sorpresa en casi todo. Empecemos hablando del emparejamiento. Podemos hacerlo como normalmente, es decir, abrir el estuche, sincronizarlos con el móvil mediante los ajustes de Bluetooth y listo, pero lo ideal es que usemos la aplicación de Amazfit (iOS/Android). Sí, la misma que usamos para vincular y gestionar los relojes inteligentes.

¿Por qué? Porque así podemos saber la batería de cada auricular y de la caja, modificar los controles táctiles y acceder al ecualizador. La aplicación es posible que divida, ya que la app de Amazfit está muy enfocada a los wearables y los ajustes de los auriculares se quedan un poco escondidos. Si no tienes un reloj de la marca y no usas ya la aplicación, es posible que al principio todo te resulte un poco caótico.¿Qué podemos hacer desde la app? Básicamente, cuatro cosas: configurar los gestos, ecualizar la música, modificar un par de ajustes relacionados con el entrenamiento y actualizar el firmware. Empecemos por el principio: los gestos. Podemos configurar los dos toques o los tres toques con diferentes funciones, como pasar a la siguiente canción o invocar al asistente de voz. Configuremos lo que configuremos, si recibimos una llamada y queremos responder siempre tendremos que dar dos toques.

En cuanto a la detección de los toques, lo cierto es que tiene margen de mejora. La superficie sensitiva de los auriculares necesita que hagamos toques más fuerte de la cuenta y en no pocas ocasiones no entiende que hemos dado tres toques en lugar de dos. Además, no podemos hacer los toques demasiado rápido, sino que hay que cogerle el punto y darles a la velocidad adecuada, porque sino no los detecta bien.

Pasamos así a hablar del ecualizador. Podemos tocar las diferentes frecuencias manualmente o, si lo queremos, elegir uno de los tantos modos predeterminados que Amazfit nos ofrece por defecto. Ahora hablaremos de la calidad de sonido, pero aprender a usar el ecualizador será interesante para mejorar la reproducción de los agudos. Sea como fuere, se agradece que el ecualizador esté ahí para que aquellos usuarios que tengan los conocimientos adecuados puedan aprovecharlo.

El tercer uso que podemos hacer es la configuración de entrenamiento. En esta opción podemos activar el Motion Beat Mode, que básicamente potencia los bajos de la música mientras hacemos ejercicio, y compartir la actividad de ritmo cardíaco. Esta segunda función es de lo más interesante, ya que nos servirá para que los auriculares puedan detectar nuestro ritmo cardíaco durante una sesión de ejercicio. En el siguiente apartado ahondaremos en su rendimiento.

Repasada la aplicación, hablemos de latencia. No hemos tenido ni el más mínimo problema con los auriculares. Es complicado medirla, pero hemos podido ver vídeos en YouTube o pelis en Netflix sin notar lag o una desincronización abrupta. Más bien todo lo contrario, la experiencia ha sido realmente positiva, sobre todo en juegos en los que escuchar los sonidos de los pasos es importante.

También funciona muy bien el sistema que detecta cuándo los tenemos puestos o quitados. Gracias a él, cuando retiramos un auricular del oído la música o el podcast se parará y continuará cuando nos lo volvamos a poner. Es casi, casi inmediato y no hemos tenido ningún problema. Eso sí, hay que tener cuidado al cogerlos, ya que si tapamos el sensor de proximidad con la mano el auricular pensará que nos lo hemos vuelto a poner y reproducirá automáticamente la música.

En definitiva, la experiencia con los Amazfit PowerBuds ha sido realmente buena. Salvando que los toques no se detectan del todo bien y que tenemos que dar toques demasiado fuertes, los auriculares se comportan muy bien, la aplicación es completa (dejemos de lado el hecho de que está muy enfocada a wearables) y jamás hemos tenido problemas de sincronización o latencia.

Como indicábamos anteriormente, los Amazfit PowerBuds tienen sensor de ritmo cardíaco, concretamente en el auricular derecho. Este se vale del contacto con nuestra piel para detectar nuestras pulsaciones y funciona correctamente. No es el sensor más preciso del mercado, pero es lo suficientemente certero para poder hacernos una idea de nuestro rendimiento.

Para activarlo, además de activar la función que mencionábamos anteriormente, tenemos que iniciar una sesión deportiva desde la app de Amazfit y ponernos los auriculares. Automáticamente comenzará a medir nuestra frecuencia cardíaca y, al acabar la sesión, nos mostrará la evolución de la misma. En la imagen inferior puedes ver cómo ha sido la detección durante una caminata a paso ligero de unos 15 minutos.