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La baja eficacia de la vacuna China obliga a buscar soluciones como aumentar el número de dosis o mezclar vacunas diferentes

China tiene un problema con la eficacia, relativamente baja, de sus vacunas, como la de Sinopharm y la de Sinovac (sobre 50-55% la de Sinovac, vacuna que también se está usando en Chile).

Frente a estos datos, Gao Fu, el jefe del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades, ha señalado que las autoridades sanitarias están buscando formas de superar las tasas de eficacia relativamente bajas a través de varias estrategias, como mezclar distintas vacunas entre sí o pasar de inocular dos dosis a inocular tres.

El triunfo de las vacunas de ADNm
Por el momento, China ha dado la aprobación para el uso de emergencia a cuatro vacunas para la COVID-19: dos desarrolladas por la farmacéutica Sinopharm (ambas de virus inactivado), una por Sinovac (virus inactivado) y otra por CanSino (vector viral no replicante).

Hasta el 2 de abril, unos 34 millones de personas han recibido las dos dosis requeridas y alrededor de 65 millones habían recibido una. Una tasa de vacunación relativamente baja si lo comparamos con países como Estados Unidos. Hasta el momento, ha priorizado a las personas de entre 18 y 59 años que corren un mayor riesgo de infección y transmisión, como trabajadores críticos y empleados del servicio público. Además, aún no ha aprobado ninguna vacuna extranjera para su uso en el país y también ha promovido dudas sobre la efectividad de las vacunas occidentales.

No obstante, empiezan a oírse voces discordantes con el discurso oficial. Una de las primeras autoridades chinas que ha expuesto el problema de la baja eficacia de estas vacunas ha sido Tao Lina, un experto en vacunas de Shanghái​.

Tanto las de Sinopharm como la de Sinovac usan material inactivado de virus para estimular el sistema inmunológico, que son menos efectivas que las vacunas de ARN mensajero (Pfizer, BioNTech y Moderna, que han demostrado prevenir aproximadamente el 94 por ciento de las infecciones).

Admitida la derrota ante las estadísticas, y en aras de aumentar la eficacia de estas vacunas, se están barajando varias opciones, como ajustar la dosis, reducir el intervalo entre dosis o aumentar el número de dosis. Otra opción que se está teniendo en cuenta consistiría en mezclar vacunas que utilizan diferentes tecnologías. Paralelamente, también se está intensificando la investigación sobre vacunas que pueden contrarrestar nuevas variantes de la enfermedad para las que las vacunas chinas sean muy poco eficaces.

Para la opción de mezclar vacunas (por ejemplo usando una vacuna diferente en la segunda dosis de la vacuna empleada en la primera dosis), en la actualidad China tiene sus reservas y algunas de sus autoridades médicas señalan que hay riesgos que deben tenerse en cuenta. Hay estudios que avalan esta posibilidad, en efecto, pero los estudios en animales no son extrapolables en la mayoría de los casos.

Además, los expertos en salud generalmente están de acuerdo en que la combinación de diferentes vacunas debería ser una práctica segura, y ya se están llevando a cabo ensayos clínicos en Gran Bretaña y otros países para verificar si esta estrategia aportaría una mejor protección contra la COVID-19.

Las opciones, por el momento, no son otras teniendo en cuenta que los datos de eficacia de las vacunas chinas son relativamente muy bajos. Hasta el momento, sus vacunas habían tenido una tasa de eficacia del 50,4% en ensayos en Brasil y del 83,5% en ensayos separados en Turquía. En el mundo real, los hallazgos preliminares de un estudio a gran escala en Brasil mostraron que tenía una efectividad de alrededor del 50 por ciento en Manaos, una ciudad en la región amazónica donde tres cuartas partes de los casos nuevos fueron causados por la variante P1 altamente transmisible. También se han sugerido resultados similares en Chile.

Sinopharm, por su parte, sostiene que sus dos vacunas inactivadas tienen tasas de eficacia del 79 por ciento y 72,5 respectivamente. En comparación, la vacuna de Oxford / AstraZeneca tiene una tasa de eficacia del 76 por ciento, inferiores a las de Pfizer, y que además han sido eclipsada por casos raros de coagulación sanguínea, mientras que la vacuna de una dosis de Johnson y Johnson tiene una tasa de eficacia del 66,3 por ciento.

En la carrera por la vacunación, pues, parece que vamos a tener que ir tomando nuevas decisiones sobre la marcha, a medida que aparezcan nuevos datos, nuevas variantes y, sobre todo, nuevas vacunas.