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España frente a Grecia y Portugal en la pandemia del coronavirus: por qué dos países tan parecidos tienen cifras tan diferentes

Si algo hemos aprendido durante estas últimas semanas de pandemia es que todos los países "son iguales", todos tienen serias dificultades para mantener al virus bajo control. Pero, como decía Orwell, algunos son más iguales que otros. La aparición de un virus nuevo muy contagioso y para el que nadie tiene inmunidad está poniendo contra las cuerdas a los sistemas sanitarios de todo el mundo. Sin embargo, algunos países estamos sufriendo más. Mucho más.

Aún asumiendo los sesgos, fallos y manipulaciones que contienen las estadísticas internacionales, las diferencias son tan sustanciales que es casi imposible no preguntarse el porqué. Sobre todo, los porqués de que países muy parecidos a nosotros, como Grecia y Portugal, tengan cifras tan radicalmente distintas.

Hoy tratamos de sortear los problemas comparativos para entender qué está pasando en estos dos países vecinos del sur de Europa.

El sur de Europa, en datos

Una de las quejas recurrentes de la pandemia ha sido, precisamente, la falta de información sobre cómo estaba la situación en muchos lugares del mundo. En cierta forma, al enfocar la atención mediática sobre los principales brotes de la epidemia, hemos desatendido zonas que normalmente estarían en el centro mediático. Sin embargo, la información está ahí y puede ayudarnos a entender mejor nuestra propia epidemia.

Eso sí, es importante encarar este tipo de comparaciones con mucho cuidado. No sólo porque hablamos de países muy distintos, con grandes diferencias en términos demográficos, sociales o económicos, sino porque los datos (en sí mismos) están siendo unos de los primeros damnificados de la epidemia. En España no sabemos a ciencia cierta cuántas personas han sido testadas y el Ministerio se ha visto obligado a dejar de dar el número diario de pacientes críticos porque es incapaz de consolidar los datos que recibe de las comunidades autónomas.

Eso en España, pero lamentablemente en esto España no es diferente. Hay países que están demostrando una capacidad muy elevada para procesar datos, pero todos ellos tienen problemáticas particulares que impiden comprender por completo lo que está pasando; no hablemos ya de compararlos sin precauciones. Sin embargo, podemos reducir el ruido y tratar de construir métricas homologables para entender los movimientos más importantes de las curvas de evolución. Eso es lo que hemos hecho.