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Samsung Galaxy Watch Active, análisis: al smartwatch de Samsung le ha sentado muy bien hacerse deportista

A medida que se mejora la resistencia al agua y las autonomías, los dispositivos para controlar nuestros entrenamientos y algunos aspectos de nuestra rutina diaria van siendo más completos y estéticos. Ése parece el cometido principal de uno de los últimos smartwatch de Samsung, que como su apellido indica está ideado para un perfil de uso activo y lo hemos puesto a prueba en el análisis del Samsung Galaxy Watch Active.

A grandes rasgos se puede decir que es el hermano deportista del Samsung Galaxy Watch, sobre todo porque tiene un diseño mucho más funcional, discreto y adaptado a una actividad deportiva habitual. Aunque lo que importa también es el software, así que veamos qué tal le sienta el movimiento a este smartwatch.

Ficha técnica del Samsung Galaxy Watch Active

Un diseño acertado: práctico, cómodo y discreto, muy para todos los públicos
Aquí siempre hay un punto subjetivo que no siempre es fácil evitar cuando se valora, pero hay aspectos más asépticos a este respecto como por ejemplo la buena construcción. O sobre todo en este tipo de dispositivos, el hecho de que sea un compartimento estanco y de que, como se asegura, el agua no penetre en el interior causando daños.

En cuanto a la estética nos ha parecido que es bonito y sobre todo sencillo; claramente, éste es el mellizo menos superficial, dejando que el Galaxy Watch estándar tenga un aspecto más de reloj clásico de muñeca a nivel de esfera, caja, botones y pulseras. Aquí no hay elementos dorados ni brillos: el diseño es minimalista y discreto, con una esfera redonda, bien integrada en el marco y unos botones también bastante camuflados.

El diseño es minimalista y discreto, con una esfera redonda, bien integrada en el marco y unos botones también bastante camuflados
La correa acompaña también a este nivel: lisa, sin florituras ni adornos, y con una hebilla que permite que el sobrante de la correa se esconda muy discretamente. Destacando en lo compacto que es resulta por ello bastante distinto al Watch estándar, dado que en este caso además de ser más cómodo tenemos menos enganchones (por ejemplo, al ponernos una chaqueta, las esquinas del Watch clásico se enganchaban sí o sí).

Los botones también son bastante más discretos, siendo circulares y estando ubicados a un lado de la caja. El cargador mantiene el sistema del Galaxy Watch, con una base imantada en la que encaja el reloj, pero en esta ocasión no se incluye el cargador y tendremos que tirar de alguno al que podamos conectar un cable USB o al puerto USB de algún dispositivo (como el ordenador).

Resulta bastante cómodo y ligero, ajustándose bien a la muñeca y sin que moleste o roce nada tanto en reposo como al estar haciendo algún ejercicio. Tanto si estamos acostumbrados o no a llevar algo en nuestras muñecas, no cuesta adaptarse a este reloj y es fácil olvidarse de que lo llevamos encima (hasta que nos notifica, claro).

Así, vemos que hay bastante diferencia en cuanto a dimensiones con respecto al Samsung Galaxy Watch estándar, estando el Active más en la liga del Apple Watch. Con esto y con esas curvas y ausencia de salientes, al final es un dispositivo discreto, cómodo y con un diseño adecuado para la práctica de una actividad deportiva habitual como nadar, correr o fitness.

Un sistema sencillo y una pantalla que no falla
Se trata de una versión del reloj mucho más centrada en la monitorización de la actividad deportiva, lo cual se nota más allá del aspecto físico. El sistema es el mismo que encontrábamos en el Galaxy Watch más clásico, pero hay algunas modificaciones en las apps, las esferas y algunos puntos de la interfaz para que usarlo sea algo más cómodo a la hora de la medición.

Tenemos lo que sería el escritorio, que en este caso es la esfera principal con la hora y aquello que muestre la esfera que hayamos elegido. La interacción se puede producir en un primer momento de manera táctil o con los dos botones físicos según lo que se busque.

La pantalla puede activarse con uno de los botones o bien con un doble tap, funcionando ambas opciones correctamente así como el giro de muñeca para ver el reloj. Funciona de hecho mucho mejor que el de la Fitbit Charge 3, activándose sin que tengamos que forzar ese giro.

Si deslizamos a la izquierda accederemos a los widgets, habiendo algunos preestablecidos pero la mayoría los podremos añadir según queramos, con la posibilidad de editar la presencia de todos ellos en cualquier momento. Si deslizamos a la derecha aparecerán las notificaciones, pudiendo leer las de todas las apps compatibles (lo cual se gestiona en la app que instalamos en nuestro móvil y que describiremos posteriormente), y borrarlas deslizando hacia arriba.

Deslizando de arriba a abajo se despliega una cortina con accesos rápidos o toggles, el equivalente a los que tenemos en un smartphone para activar conexiones, poder ajustar el brillo o bien acceder rápidamente a los ajustes. De abajo a arriba no aparece nada, y los botones físicos son para acceder al cajón de apps/ir a la esfera principal o ir atrás/parar entrenamiento (inferior y superior respectivamente).